Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá.

10:52:00 p.m.
Muchas personas nos hacemos más fuertes con las experiencias que nos han tocado vivir, otras quedamos atrapados en aquél limbo existencial que con tan solo recordar aquél hecho caemos en arrepentimientos, en los ya típicos: "si no lo hubiera hecho", "si no hubiera ido", "si no lo hubiera dicho"... y tantos "hubiera" que no podemos superar y pensamos que tal vez si nunca hubiese sucedido, las cosas marcharían distintas a como van ahora.

Remontándome un poco a mi persona, era el 04 de febrero de 2016 cuando fue uno de los días más especiales en mi cuarto de siglo: Al fin pude concluir mi vida universitaria, me sentía tan orgulloso de poder ser el primero de los hijos de mis padres en tener un título y eso me llenó de satisfacción que parecía que todo iba "viento en popa"; quién se iba a imaginar que dos días después recibiría una de las peores noticias que no solo cambió mi vida, sino que influyó en la de mi familia.

Al día siguiente de mi graduación, uno de mis más grandes amigos, consejero, como le llama mi mama mi "ángel de la guarda", me invitó a cenar para celebrar ese triunfo mío, tomamos vino, comimos bien y me quedé en su casa a dormir, fue hasta aquél 6 de febrero que recibí aquella noticia tan devastadora que nunca pasó por mi mente que a mi, un chico tan noble, alegre, a veces tímido, pero siempre con la frente en alto le pudiese pasar, esas noticias que recibes y sientes que en ese momento se te acorta la respiración y recibes un cubetazo de agua helada, justo esa sensación se desprendía de mi, mis emociones se cayeron por los suelos, sentía que mi dignidad como persona ya no valía y tenía miedo a muchos factores que por falta de cultura o información la sociedad está poco capacitada para saber de las circunstancias.

A raíz de eso, he podido sobrellevarlo poco a poco gracias al apoyo incondicional de mi familia, mañana se cumple un año donde se pudo confirmar aquella desgarradora noticia y hoy ya no lo veo como una maldición, sino como una segunda oportunidad de mejorar muchas cosas, de ser mejor humano, de tener más empatía y sentirme afortunado de a vida que me tocó vivir.

Por motivos de privacidad hacia mi persona, omito de ponerlo públicamente aquella falta noticia, pero si alguien llegase a leer algún día estos fragmentos, con gusto se lo platicaría de manera privada.

Ahora, no me queda más que estar agradecido primeramente con Dios, por ponerme a las personas correctas, en el momento exacto y las herramientas para poder salir adelante de aquella situación y en segundo lugar a mi familia, que sin el apoyo de esta yo no sé si seguiría aquí para poder escribir estas cuantas líneas.
Con tecnología de Blogger.